sábado, 13 de agosto de 2011

EL AGUA...DEL MAR

Dicen que cuando se vive no se crea.
Desde el mes de mayo, fecha de mi última entrada  a este blog no he podido encontrar el momento, ó quizás no he encontrado las palabras para contar lo que me pasa.
De lo que no tengo ninguna duda es de que he estado viviendo.
A veces la vida se me pone en jarras diciendome: "aqui estoy... a ver qué haces conmigo ahora..." es casi como un juego pero no, no lo es. Entonces desconcertada, me siento para evitar caer, para sujetar el vértigo de lo nuevo, de lo que se me escurre entre los dedos como si fuera agua.
De pequeña en la playa sujetaba con fuerza las manos una contra otra para que el agua del mar no se me escurriera, casi ni respiraba, quería retener ese tesoro entre mis manos, juntaba bien los dedos, una vez y otra y otra... el agua naturalmente se me escapaba siempre, a veces a gotitas, otras en un pequeño caudal y yo siempre me preguntaba asombrada cómo era posible que con toda la fuerza que hacía  ¡no consiguiera  retenerla!
Ahora que soy mayor sé que el agua no se puede retener que si se retiene se contamina, se pudre, como la vida, como los afectos, como la gente querida...
Incluso como yo misma.